domingo, 30 de septiembre de 2012

HANNI OSSOTT



UNA PLAYA SIN FIN

Jan Scholz. Fotógrafo belga. 



Sí, habría que escribirlo así, elevado, devoto, casi total
si fuese posible, un gran poema
Pero hay interrupciones, los ruidos de la casa
la respiración del marido. El gato.
Y allí entraría sobre el mar
convulso él, alto, encrespado
golpeando playa y costa, insaciable
y el ardor, los cangrejos, siempre arrepentidos.
La culpa. Lo echado a perder, las cosas rotas.
Ese gran poema que lo contuviera todo.
Los vientos. La melancolìa. El arrastre.
Las largas noches. La enumeraciòn de estados.
Fiebres. Calores.
Y habrían miradas que cruzan palabras para detenerlas.
Ojos fijos, casi silentes, propios.
Hablaría de la mentira
la casi insostenible mentira, al ras.
Expresaría lo imposible, instalado en el centro del corazón
como esperanza.
El poema podría ser como un fluir de aguas
en torno a un centro improbable.
Estarían allí los árboles, los amantes, las fuentes,
Dios, la respiración, la sangre, los libros, las muñecas,
las estrellas.
Habría que escribirlo así, abrazado a una totalidad
que se borra en la muerte
como si todo se desvaneciera y se creara
eternamente.
Habría que decir que en él late la pasión
una sangre bullente, una efervescencia.
Un poema fuego
honra de algún dios
honra de un lar de la casa, de un resquicio
atento a la tensión de la calidez.
Si se pudiera, si se pudiera escribir
el poema innumerable
el único, el entero
tenso, vibrante
el atravesado por la gravedad y la divinidad
el zanjado por el horror.
Pero el gato nos ocupa
la cocina nos llama
la solicitud nos distrae.
También irían allí atravesadas las calles, los hombres
las pugnas, las separaciones
y "los pájaros que nos hablan en griego" cuando enloquecemos
de tanto no entender.
Por ello daríamos un salto al infinito. Por ello, el poema.
Si llegase.
Y si llega, viene con él la dicha de ver
la felicidad de contar todos los números del universo
las funciones, los espectáculos
las rarezas, las individualidades
si llegase
la totalidad inundaría mi alma.
Lo absoluto invadiría.
Un dios se haría en nosotros.
Estoy ahora en una playa sin fin. Soy estrella y musgo.
Me encrespo.
El poema ha llegado de mi carencia, de mi pobreza.

Mayo, 1986


DE: EL REINO DONDE LA NOCHE SE ABRE



Hanni Ossott
(Caracas, 1946 – 2002). Poeta, ensayista, traductora y docente universitaria venezolana.

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