EL MAR EN LA CIUDAD
¿Es éste el mar que se
arrastra por los campos,
Que rodea los muros y
las torres,
Que levanta manos como
olas
Para avistar de lejos
su presa o su diosa?
¿Es éste el mar que
tímida, amorosamente
Se pierde por callejas
y plazuchas,
Que invade jardines y
lame pies
Y labios de estatuas
rotas, caídas?
No se oye otro rumor
que el borbotón
Del agua deslizándose
por sótanos
Y alcantarillas,
llevando levemente
En peso hojas, pétalos,
insectos.
¿Qué busca el mar en la
ciudad desierta,
Abandonada aun por
gatos y perros,
Acalladas todas sus
fuentes,
Mudos los tenues
campanarios?
La ronda inagotable
prosigue,
El mar enarca el lomo y
repite
Su canción, emisario de
la vida
Devorando todo lo
muerto y putrefacto.
El mar, el tierno mar, el
mar de los orígenes,
Recomienza el trabajo
viejo:
Limpiar los estragos
del mundo,
Cubrirlo todo con una
rosa dura y viva.
De: Otra imagen deleznable
Emilio Adolfo Westphalen
(Lima, 1911 – 2001). Poeta, ensayista
y promotor cultural peruano.
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