ALTURA AMARGA
He subido al dolor
y hoy estoy en la meta, en la amargura.
Al otro lado ondea la bajada llamante;
mis ansias la desdeñan.
Parada en el remate vivo el dolor
perfecto:
mi mármol, conmovido, sin esquivez se
afirma,
la sombra me reviste como caído manto,
oigo el silencio entero como partido
grito,
la soledad se anexa a mi carne de alma.
¡Oh el gozo que me da este saberme grande!
El dolor sin medida acampó sin ceñirse
y no busco aliviar la entraña estremecida.
Que otros bajen –si suben a este vértice
hondo-
por lo ondeante y blando, como niños,
como el agua despierta.
Yo estaré en lo más alto, detenida en lo
amargo,
pálida, pero firme,
sin mirar hacia el tiempo.
Y vosotros -¡oh míos; oh leales; oh
fieles!-,
los que hallasteis mis manos, por
corrientes caminos,
llenas de rosas frescas,
amadme así: herida y levantada.
De: Poemas de una pena
Enriqueta Arvelo Larriva
Poeta venezolana (1886 - 1962)
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