EL MAR SE BAÑA EN TU CUERPO
Sandro Botticelli, apodo de Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi (1445 –1510). Pintor italiano.
El nacimiento de Venus, c. 1485
Sin desovillados sueños de gusanos y mariposas,
sin realizadas insinuaciones de tenderos,
con vestido de sol y de brisa
y elementales zapatillas de conchas y de arenas,
te irgues en la playa,
–mástil de un navío de deseos—
y te proyectas sobre telones amplios de mañana, llovidos de sol.
Estás aquí, cercana, espuma en la arena inmóvil,
sin viajes,
envidiosa de ese ir y venir de aguas y de peces
y de buques y de brisas;
y estás allá, lejana, perdida entre velas
y sacrificados árboles transatlánticos, y flechas de vuelos
que te atraviesan de parte a parte.
Estás allá, hecha nube perfecta,
donde vientos geniales
labraron el poema exacto de tu forma.
Estás allá, violando el horizonte;
te fugas
entre vertiginosas pantallas de Machaty
hacia helados mares
y recostada en la borda de fantásticos barcos,
incendiada por bengalas polares
por entre domesticados rebaños de icebergs,
atraviesas el alma lenta de caducas noches boreales.
Pero ahora estás hundida en el mar
donde peces artistas se están aprendiendo de memoria tu cuerpo,
–tu cuerpo, ladrón de tu cuerpo al mar—.
Estás en el mar, donde tus pies premiados
entre certámenes de rosados caracoles,
ensayan mitologías.
Brillantes constelaciones de escamas
pasan por tu meridiano,
y el agua profunda en conservatorios
arranca pianos a tus marfiles decididos.
No se sabe si eres tú la que se está bañando de mar,
o si es el mar el que se está bañando de ti.
Tus senos dan lecciones de curvas a las olas,
estás allí, entre cuajados dolores de ostras,
con voz verde,
con cabellos humildes,
olorosa a silbidos de sirenas, olorosa a penumbras
y a noche de bodas.
Estás allí hundida, bañada de mar, de brisa de sol,
de mi mirada buceadora que te seguiría si te hundieras
hasta donde familiares pulpos
manejan el timón de ladeados buques inmóviles.
Se hace una gran circunferencia de ti,
contigo en todas las cosas,
y tú, centro.
Qué inútil sería ahora el mar sin tu presencia en las aguas.
De: Los Espejos del Más Allá (1938)
José Ramón Heredia
(Niquitao, Trujillo, 1900 – Caracas, 1987). Poeta venezolano.
1 comentario:
Gracias Elizabeth por publicar este regalo de José Ramón Heredia. Publicaciones como estas hace que nos sintamos orgullosos de ser parte de esta patria grande.
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