EL SILENCIO DE LAS
PLANTAS
La relación unilateral
entre ustedes y yo
no va mal del todo.
Sé lo que es hoja,
pétalo, espiga, piña, tallo
y lo que les pasa a
ustedes en abril y en diciembre.
Aunque mi curiosidad no
es correspondida,
me inclino
especialmente sobre algunas
y hacia otras levanto
la cabeza.
Tengo nombres para
ustedes:
arce, cardo, narciso,
brezo,
enebro, muérdago,
nomeolvides,
y ustedes no tienen
ninguno para mí.
Hacemos el viaje
juntas.
Y durante los viajes se
conversa, ¿o no?
Se intercambian
opiniones al menos sobre el tiempo
o sobre las estaciones
que pasan volando.
Temas no faltan, porque
nos unen muchas cosas.
La misma estrella nos
tiene a su alcance.
Proyectamos sombras
según las mismas leyes.
Intentamos saber cosas
cada una a su manera
y en lo que no sabemos
también hay semejanza.
Lo aclararé como pueda,
pregúntenme y ya está:
qué es eso de ver con
los ojos,
para qué me late el
corazón
o por qué mi cuerpo no
echa raíces.
Pero cómo contestar a
preguntas nunca hechas,
si además se es alguien
para ustedes tan nadie.
Musgo, bosque, prados y
juncales,
todo lo que les digo es
un monólogo
y no son ustedes
quienes lo escuchan.
Hablar con ustedes es
necesario e imposible.
Urgente es una vida
apresurada
y está aplazado hasta
nunca.
(Traducción: Gerardo Beltrán)
Wislawa Szymborska
(1923-2012). Poeta polaca. Premio
Nobel de Literatura 1996.
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