VOZ
Hay alguien que me
llama desde remotas cimas,
hay una voz profunda
que me pide estar cerca.
Los aires se arremansan
en corrientes continuas
hasta fundir los ecos
en la dormida piedra.
El camino es un paso
que dio el gigante mundo
con sus botas de
angustia, pensativas y negras;
era un viajero
entonces, desamparado y rudo,
y con su andar de nave
fue duplicando huellas.
A veces tengo alas. Los
cabellos furtivos
se fugan entre ratos de
las furias del viento,
las manos, como arañas,
van tejiendo en sus giros
una red infinita de
locura y de ensueño.
¡Llegaré hasta la
cumbre! Tendré todas las flores
azules y mojadas que
habitan en las cuevas,
y habrá un concierto
claro de pájaros y voces
en la garganta virgen
de las desnuda tierra.
Hay alguien que me
llama desde remotas cimas
y voy tras su llamado
como la humilde sierva:
manos y pies descalzos…
entre luces y vidas,
hasta la voz profunda
que me pide estar cerca.
De: Umbral
Ida Gramcko
(1924 – 1994). Poeta venezolana.
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