SOLEDADES
Exacto y cotidiano
el cielo se derrama como
un oscuro vino,
se agazapa a dormir en
los zaguanes,
endurece los patios, los
postigos,
enciende las pupilas de
los gatos.
En las mezquinas calles
minuciosas golpean
los pasos de la frágil
solterona
que sabe que no hay luz
en su ventana.
En el aire hay olor a col
hervida
y detrás de la ropa que
aporrea la piedra
un canto de mujer abre la
noche.
es la hora
en que el joven travesti
se acomoda los senos
frente al espejo roto de
la cómoda,
y una muchacha ensaya
otro peinado
y echa esmalte en el
hueco de sus medias de seda.
Abre la viuda el closet y
llora con urgencia
entre trajes marrón y
olor a naftalina,
y un pubis fresco y unos
muslos blancos
salen del maletín del
agente viajero.
Un alboroto de ollas
revuelca la cocina
del restaurante donde un
viejo duerme
contra el sucio papel de
mariposas,
mientras como una red sin
agujeros
nos envuelve la noche por
los cuatro costados.
DE: Círculo y Ceniza (1989)
TAREAS DOMÉSTICAS
Dmitri
G. Pavlov. Fotógrafo ruso
I
Con qué cuidado
y doméstico afán, entre
el alba y la ducha,
meticulosamente aceitamos
los goznes,
a los grilletes damos
brillo, nos aseguramos
que aprieten las
cadenas-por si acaso-
que no hagan ruido
sus eslabones. (Se
molesta el prójimo).
Con qué aire laborioso
sonreíamos a la mañana
urgente y caminamos.
De: Nadie en casa (1994)
SEÑALES
La luna brilla con ese
furor ciego
que es señal inequívoca
de que ha llegado el
tiempo fértil del sacrificio.
Huele a la piel rayada de
los tigres,
a orquidea que se abre,
al humus que comienza a
oscurecer la lluvia.
En un sueño de ríos y
serpientes
naufraga la muchacha
envuelta en llanto
y sus pechos recientes se
estremecen
con su temblor antes
desconocido.
La muñeca que abraza
tiene los ojos muertos.
Y el ángel de la guarda
marca una cruz con sangre
sobre sus muslos blancos.
De: Ese animal triste (1996)
Piedad Bonnet
(Amalfi, 1951) Poeta,
narradora, dramaturga y ensayista colombiana
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