lunes, 4 de junio de 2012

ALEJANDRO OLIVEROS



N.Y.

A Juan Sánchez Peláez

I
(1970)

 
Robert Henri (1865 - 1929). Pintor estadounidense. Snow in New York, 1902



Hace diez años caminé a la misma sombra
de estas soledades. Renata Tebaldi cantaba
Tosca y Leontyne Price Aída. Entonces,
no era la ópera uno de los espectáculos
que más me conmoviera. Pensaba en las discusiones
entre mi padre y sus amigos: una soprano
o la otra, arias, marchas, noches en vela
y al día siguiente el olor a tabaco
y alcohol que impregnaba las paredes de la casa.
Recuerdo esas vacaciones de 1970:
las últimas protestas de los estudiantes,
los hippies en Washington Square
y el frío insoportable en la cara y en las manos.
Era el primer invierno de mi vida y no sabía
que un invierno  pudiera ser tan importante.
En el hotel de la calle treinta y cuatro
veíamos las noticias sobre Viet Nam,
mientras afuera la nieve seguía cayendo
y la gente iba y volvía del trabajo.
Se casaban y divorciaban, aprendían a cocinar,
a caminar, a vivir solos para siempre,
aferrados a las pocas hojas de esos árboles
mecidos con tristeza por el viento. Árboles
que van y vienen con más o menos hojas,
pero siempre efímeros:
apenas un otoño y un invierno.


De: La Ciudad (Territorios, 2004)

 
Alejandro Oliveros
(Valencia, 1948). Poeta venezolano.


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