ROTACIÓN Y TRASLACIÓN
Mi
estrella:
tú, tan
partida, y tan única,
y tan total
como mi vida,
y mi
muerte:
tú
eres la
llama
que sale
de mis
ojos.
Pareces
pájaro,
y eres
cólera
porque
tienes tus pétalos
manchados
por la
sangre.
No te
rompes en lágrimas
ni ríes
cuando tu
rueda gira
frenética
en su
órbita.
Todo lo
haces tuyo
con un
golpe
de vista.
Todo
cobra tu
vuelo
profundo.
Traspasas
el día
con tu eje,
como una
aguja
su perla.
Tu rayo
es la
piedra
que cae
a remover
las aguas
estremecidas
hacia abajo
como una
flecha
sin fondo
donde posar
su cabeza.
Mi
estrella:
he salido
de ti
para
nombrarte
en el
mundo,
para
comunicarte
con los
gusanos,
y los
peces,
y las
flores,
y el
silencio.
Soy tu
demonio
divino,
el príncipe
de otras
edades,
parecido
a un árbol
por el
sismo
arrancado
desde su
puesto
de combate,
para volver
al final
de un
milenio
de nebulosa
a su fuego
de origen.
Tal vez
la máquina
es mi
cadáver.
La guerra
me permite
respirar
a gusto.
La mujer
me recuerda
un
precipicio.
Mi
estrella;
¿por qué
nací
sobre tu
roca?
¿Por qué
crecí
sobre tu
espina?
Mi
estrella;
mi dominio
es tu
vértigo.
A mi
alrededor
quema tu
luz,
pero
yo te
destruyo
por dentro.
De: La miseria del hombre
(1948)
Gonzalo Rojas
(Lebu, Chile, 1916 -
Santiago, 2011) Poeta chileno. Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
1992. Premio Nacional de Literatura de
Chile 1992. Premio Cervantes 2003.
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