Ya refresca. Vamos a esperar a la luna al oeste del pabellón
de brillantes colores.
Nos acaricia el rostro el perfumado aliento de la brisa.
Hoy, por vez primera, ya no abrasa la atmósfera en la
estancia de madera de árbol de la canela.
¡Podrá alguno de nosotros cantar un poema en un palacio
de nieve?
Purísimos aromas llenan el pabellón. Las rajas de sandía
diríanse de jade.
Asciende, sola, la brillante luna, que semeja una copa llena
de licor.
¡Qué dulce embriaguez en la fresca noche!...
Mas ya cae sobre el plantel tupido de bambúes un velo de
colores otoñales.
CHAO SU CHENG
(Siglo XII).
No hay comentarios:
Publicar un comentario