LA HERMOSURA AMADA
Ni la rosa es precisa en tus adornos,
Ni a ti el bordado velo, ni las cintas
De diamantes cubiertas. Menos blancas
Que tu cutis, las perlas son más lindas,
Y el oro no acrecienta los encantos
De tus sueltos cabellos que se agitan.
El índico Jacinto arroja un fuego
Sombrío, abrasador, que extraño brilla,
Pero es menos rico y no es ardiente
Como aquel que destellan tus pupilas.
Tus frescos labios, tu divino talle,
Su poder en sí tienen; se adivina
Que el hermoso cinturón de Venus
Atesoras también. El alma mía
Se siente anonadada ante el conjunto
De tu belleza tanta; me reaniman
Tus ojos, porque en ellos la esperanza,
La esperanza tan dulce, al fin se anida.
PABLO EL SECRETARIO
(Floreció en el siglo VI de la era cristiana)
(Traducción: Ángel Lasso de la Vega)
Tomado de Antiguos poetas en lengua griega.
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