CONTRA UN MURO DE
CANTOS
De pronto fue la
oscuridad sobre el último día.
Caía el alba.
Caía.
La oscuridad era una
avispa negra
que picaba la sangre de
la luz.
El aire andaba solo
buscando cuatro huellas
caídas al vacío,
perdido como un pájaro
que pasara
de pronto
por un bosque de lisas
estaturas.
El aire andaba solo.
Solo de voces
numerables como las mariposas.
Contra la tierra, un
hacha derribaba
las gargantas
coaguladas de silencios
copiosos.
Fusilaron la libertad
contra un muro de cantos.
Yo la vi caer sobre la
última flama del aroma,
junto a una flor
pacífica que bajara los ojos
súbitamente roja
ante esa muerte.
Yo andaba con Tovar en
el umbral caído de la estrella.
El asombro buscaba sus
llaves inútiles,
tocaba las perdidas
cerraduras
con dedos arduos,
abiertos de desvelo,
donde el tacto empañaba
las huellas.
El momento bajó su
escala única.
Entonces un silencio
sin nada en la cabeza.
Entonces una lágrima.
La primera del llanto.
Lucila Velásquez
(San Fernando de Apure, 1928-Caracas,
2009). Poeta venezolana.
2 comentarios:
Enhorabuena por este blog tan pleno de poesía y tan excelentemente ilustrado.
Muchas gracias por recordar MI SIGLO entre los blogs.
Un cordial saludo
Es un placer compartir con usted, Julio. ¡Un abrazo!
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