LA
POESÍA
Santiago Rusiñol Prats (Barcelona, 1861-Aranjuez, 1931). Pintor catalán. Alegoría de la Poesía, 1895 |
Aparte de la
significación gramatical del lenguaje, hay otra, una significación mágica, que
es la única que nos interesa. Uno es el lenguaje objetivo que sirve para
nombrar las cosas del mundo sin sacarlas fuera de su calidad de inventario; el
otro rompe esa norma convencional y en él las palabras pierden su
representación estricta para adquirir otra más profunda y como rodeada de un
aura luminosa que debe elevar al lector del plano habitual y envolverlo en una
atmósfera encantada.
En todas las cosas hay una
palabra interna, una palabra latente y que está debajo de la palabra que las
designa. Esa es la palabra que debe descubrir el poeta.
La poesía es el vocablo
virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida.
Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en
denominar las cosas, sino en no alejarse del alba.
Su vocabulario es
infinito porque ella no cree en la certeza de todas sus posibles combinaciones.
Y su rol es convertir las probabilidades en certeza. Su valor está marcado por
la distancia que va de lo que vemos a lo que imaginamos. Para ella no hay
pasado ni futuro.
Benvenuto Benvenuti (1881-1959). Pintor italiano. Gregge in cammino, 1925 |
El poeta hace cambiar de
vida a las cosas de la Naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en
el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra
de repente rincones desconocidos, y todo ese mundo estalla en fantasmas
inesperados.
El valor del lenguaje de
la poesía está en razón directa de su alejamiento del lenguaje que se habla.
Esto es lo que el vulgo no puede comprender porque no quiere aceptar que el
poeta trate de expresar sólo lo inexpresable. Lo otro queda para los vecinos de
la ciudad. El lector corriente no se da cuenta de que el mundo rebasa fuera del
valor de las palabras, que queda siempre un más allá de la vista humana, un
campo inmenso lejos de las fórmulas del tráfico diario.
La Poesía es un desafío a
la Razón, el único desafío que la razón puede aceptar, pues una crea su realidad
en el mundo que ES y la otra en el que ESTÁ SIENDO.
La Poesía está antes del
principio del hombre y después del fin del hombre. Ella es el lenguaje del
Paraíso y el lenguaje del Juicio Final, ella ordeña las ubres de la eternidad,
ella es intangible como el tabú del cielo.
Gustave Klimt (1862-1918). Pintor austriaco. Death and Life, 1916 |
El poeta representa el
drama angustioso que se realiza entre el mundo y el cerebro humano, entre el
mundo y su representación. El que no haya sentido el drama que se juega entre
la cosa y la palabra, no podrá comprenderme.
El poeta conoce el eco de
los llamados de las cosas a las palabras, ve los lazos sutiles que se tienden
las cosas entre sí, oye las voces secretas que se lanzan unas a otras palabras
separadas por distancias inconmensurables. Hace darse la mano a vocablos
enemigos desde el principio del mundo, los agrupa y los obliga a marchar en su
rebaño por rebeldes que sean, descubre las alusiones más misteriosas del verbo
y las condensa en un plano superior, las entreteje en su discurso, en donde lo
arbitrario pasa a tomar un rol encantatorio. Allí todo cobra nueva fuerza y así
puede penetrar en la carne y dar fiebre al alma. Allí coge ese temblor ardiente
de la palabra interna que abre el cerebro del lector y le da alas y lo
transporta a un plano superior, lo eleva de rango. Entonces se apoderan del
alma la fascinación misteriosa y la tremenda majestad.
Las palabras tienen un
genio recóndito, un pasado mágico que sólo el poeta sabe descubrir, porque él
siempre vuelve a la fuente.
El lenguaje se convierte
en un ceremonial de conjuro y se presenta en la luminosidad de su desnudez
inicial ajena a todo vestuario convencional fijado de antemano.
Alphonse Osbert (1857-1939). Pintor francés. El misterio de la noche,1897 |
El poeta os tiende la mano
para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la
pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más
allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de
la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia.
Allí ha plantado el árbol
de sus ojos y desde allí contempla el mundo, desde allí os habla y os descubre
los secretos del mundo.
Hay en su garganta un
incendio inextinguible. Hay además ese balanceo de mar entre dos estrellas. Y
hay ese Fiat Lux que lleva clavado en su lengua.
Vicente Huidobro
Poeta
chileno (1893 - 1948)
Fragmento
de la conferencia dictada en el Ateneo de Madrid en la primera quincena de
1921.
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