I
He ido al fondo de mí. He puesto en
evidencia la sangre de los que permanecen bajo tierra. He roto los impulsos y
apartado los días. Pero nada ha cambiado. La ciudad permanece a mis espaldas.
La edad se ha reducido a la violencia, a la sangre de algo inevitable. En el
contorno de mi generación los asesinos mutilan y combaten a sus víctimas. Yo
soy el habitante solitario. El exilado múltiple. Debajo de mis ojos está el
mañana de un sobresalto taladrado. Empiezo aquí. Sobre las sombras, detrás de
las ventanas. Sólo podré alcanzar los restos de una historia distinta. Otro
silencio y otra voz saturarán los puentes, las violaciones, los pantanos. Otro
silencio y otra voz treparán al cuello de las tempestades. Y, aún más, con
todos los dominios de la sed velaremos el último cadáver.
De: El desterrado
Víctor Salazar
(Barcelona, Anzoátegui, 1940 - Cabimas,
Zulia, 1983). Poeta
venezolano
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