Dije
no cierres las aldabas
en la tierra
nadie escuchó
y me quedé con todas las llaves del mundo.
Grité aún más
no cierres las aldabas
nadie oyó.
Estaba sola
sola con mi voz
que se esparcía
y se hundía en la marejada
que ahoga el timón
de todos los barcos invisibles.
De La cisterna insondable (1971)
(Caracas, 1921 – 2007). Poeta venezolana.
(En la foto, Elizabeth Schön y Elsa Gramcko)
No hay comentarios:
Publicar un comentario