viernes, 19 de julio de 2013

MERCEDES BERMÚDEZ DE BELLOSO


MIENTRAS ABRE UNA FLOR

 
 
Arturo Michelena (1863 - 1898). Pintor venezolano.  Gladiolas con paisaje, 1894




Sobre la piel oscura de la tierra
el suavísimo vello de la hierba
se estremece
en la brisa.
Soplan ráfagas tiernas
y cada ramo vibra al oído del silencio.
El rocío se derrama y salta entre los gajos,
su afelpada nota, memoria de la lluvia
y en cada gota luz, íntima luz.
La chispa despereza su fulgor escondido
y se esparce, crecida en el follaje.
Parece que se alzara de la tierra
pero viene del cielo traspasando la noche,
cetelleante como una inmensa fuente
cantando en el espacio.
Es el instante matinal
en que la flor responde a un ímpetu de savia
—antes durmió enroscada
entre los filamentos de su pequeña cárcel—.
Imperceptiblemente rompe los verdes muros
y una fuerza que sube de la raíz oscura
desciñe el nudo blando de su corola tierna.
La flor es un secreto que sólo se revela por su
aroma.
Pero allí está desnuda,
libre y sola en la brisa cuando la abeja ronda.
La flor al fin se entrega.
Nació para esta dádiva.

               
 



Mercedes Bermúdez de Belloso
(Ciudad Bolívar, 1915-2000). Poeta, narradora, ensayista y dramaturga venezolana, radicada casi toda su vida en Maracaibo. Obtuvo varias distinciones literarias, entre ellos el Premio CONAC de poesía (1985) y fue individuo de número de la Academia de la Lengua.

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