CXXI. LA MUERTE DE LOS
AMANTES
Tendremos camas de olores suaves,
y divanes tan profundos como tumbas,
y en los estantes flores extrañas
abriéndose
para nosotros bajo cielos puros.
Con su calor postrero y usándolo a porfía,
nuestros corazones serán dos grandes
antorchas,
sus luces dobles se reflejarán
en nuestras dos almas, espejos gemelos.
Y en un atardecer de color rosa y azul
místico
intercambiaremos un relámpago, uno tan
sólo,
henchido de adioses, como un largo
sollozo;
y luego, un Ángel, al entreabrir las
puertas,
fiel y jubiloso acudirá a reavivar
los espejos turbios y las llamas muertas.
De: Las flores del mal
Charles Baudelaire
(París, 1821-1867). Poeta, ensayista
y crítico francés.
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