MEMORIAS DE TU HUÍDA
Partías a recobrar las
piedras
de naufragio del ídolo
que iluminaba
como un ojo de bestia a
los bosques
delirantes oh! mortal
donde ardías.
Hubo un tiempo en que
hasta el águila
de garras marítimas y
hasta el lobo
que fingía devorarte
los sueños
alimentaban tu
sangrante extravío.
Sostenían con ecos de
dolor
Tu cuerpo terriblemente
puro.
Partías sobre la
memoria. Crujieron
los espejos de carbón.
Los espejos
perfumados con las
hojas de un buitre.
Los espejos de la
cabellera que te oculta las alas.
La orilla de las
lámparas siniestras
como las lagunas te
cercó los labios.
Y no había para la
fatiga de tu voz
un cielo de palmeras
rojas
ni un huerto de
fantasmas con plumaje
de hortensias que
apagara la sed
del laberinto que bebía
en tus ojos.
Oh! mortal. Partías
sobre un césped
que eclipsa la ebriedad
de los soles.
Desde entonces
retornas. Traes
en la frente y en los
hombres alaridos
profundamente abiertos
como anémonas
sembradas por los dedos
de un pájaro.
Traes en los senos la
mirada
de las fieras solares
que acosaron
la tiniebla de tu
amable naufragio.
Retornas oh! mortal.
Retornas y partías.
Crujen las paredes de
tormenta.
Las paredes traspasadas
de músicas
de antigüedad tangible.
Las paredes
de espaldas que hostiga
la vigilia.
El centro de las
lámparas rompe la sombra
y flota y se hunde
sobre el mundo
tu cuerpo como un
témpano. Oh! despojo
del ídolo. Oh! bella de
cien muertes.
Hay un tiempo en que
hasta el mar
de garras de leopardo y
hasta el sueño
dan vueltas en torno a
tu regreso
porque en la noche
brillas como un bello relámpago.
Y una vez más la bestia
abre
las ventanas al alba.
Arroja
su lamento contra el
cerco del bosque
donde las nostalgias
resucitan al desolado corazón de tu olvido.
De: Apuntes de un Resucitado (1949 - 1955)
Hesnor Rivera
(Maracaibo, 1928 – 2000) Poeta,
crítico, ensayista, articulista, fundador del grupo “Apocalipsis” y profesor
universitario venezolano.
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