Salvador Dalí (1904-1989). Pintor español. |
Atienda aquel que dijo
hallar dicha y sosiego
en un sueño beatífico y
tranquilo;
atienda a lo que digo y
lo que creo.
¿Sabes, nocturno amigo,
a qué cosa en verdad
llamamos sueño?
Atiende, hermano mío,
sin pena y sin recelo,
yo, que he soñado, yo,
que no he dormido,
te pregunto sin voz
desde mi lecho:
¿crees que el sueño
protege del abismo,
rescata del asalto y
del incendio?
Yo, soñadora inmóvil,
no he creído
en mi rostro apacible
cuando duermo.
Lucho soñando, sórdida,
conmigo,
con un pájaro extraño,
con el viento,
con un agudo y afilado
pico
que me horada las
sienes y el cerebro
y dejo sangre en el
cojín y heridos
flotan ardiendo,
aullando, mis cabellos.
Soñador y sonámbulo es
lo mismo.
Se va entre nieblas,
huérfano.
¿Quién hiló las
almohadas? ¿El olvido?
La mano movediza del
recuerdo
con un sombrío ovillo
y tejió la crisálida
del lienzo
con una larga víbora de
lino
que se enrosca en el
alma y en el cuerpo.
Atienda aquel que
alguna vez me dijo
hallar quietud seráfica
en el sueño;
atienda a mi creencia,
a mi pregunta,
que es la de todo
soñador despierto.
Creo en mi corazón, su
llama oculta
bajo las sábanas,
ardiendo.
Creo en mi sangre muda
corriendo como un río
del infierno.
¿Cree alguien en la
calma de las tumbas,
en la paz de los
muertos?
Quieren creer... ¡No lo
han creído nunca!
Descansa en paz, sólo
es un gran deseo.
Descansa en paz, pero
la paz no escucha;
descansa en paz, pero
el descanso es ciego.
La muerte, insomne,
mira hacia la lucha
y el sueño es el más
íntimo desvelo.
De Poemas, 1952
Ida Gramcko
(1924 – 1994). Poeta venezolana.
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