viernes, 24 de mayo de 2013

SAFO



A LA DIOSA AFRODITA


William-Adolphe Bouguereau. Pintor francés.  El nacimiento de Venus, 1879




— ¡Inmortal Afrodita, hija de Zeus, de trono celestial,

maestra de seducción, te ruego, mi dueña,

no abrumes con angustias y penas

mi ánimo!

Más bien ven acá, así como otras veces,

mi voz desde lejos escuchaste y

dejando la espléndida morada de tu padre

pronto acudiste.

Al subir en tu carro, graciosos y veloces gorriones

te conducían desde el cielo sobre la tierra oscura,

agitando sus ágiles alas

por el aire.

Enseguida llegaban  y tú, diosa, sonriéndome,

con tu rostro inmortal, me preguntabas

por qué de nuevo sufría y por qué de nuevo

te invocaba,

y qué otra cosa deseaba en mi mente enloquecida.

Tú me decías: — ¿A  quién de nuevo debo persuadir

para que te ame? ¿Quién, oh Safo,

te atormenta?

Pero, ahora, si alguien huye de ti, te seguirá;

si no acepta tus dones, te los ofrecerá;

si no te ama, te amará;

aún sin quererlo.

—Ven cerca de mí también esta vez,

líbrame de mis duras penas, cumple

lo que mi corazón anhela que se cumpla

y lucha conmigo.





Safo
(605 a. C – 580 a.C). Poeta griega.

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