LYON, LES ARCHERS
En el empedrado de teja
el espino de hierro, arbolado:
el milenio-adjunto
se enajena hacia adentro, invencible,
sigue
tus viajeros ojos,
ahora,
con miradas de golpes de dados
te despiertas, la que está junto a ti
pesa más, cada vez más,
también tú, con todos
los en ti enajenados,
te enajenas hacia adentro de ti,
más hondo,
la cuerda
una
entre vosotros tensa su dolor,
la desaparecida meta
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