Para nombrar ahora
tus espacios deshabitados,
para desentrañar las raíces
del tiempo, para oír la
música del ser
cuando regresas
en pos de la otra memoria,
… construyo un laberinto
Y enciendo la lámpara
En forma de amor,
en memorable amado…
y recreo las manos
que moldeaban sedalina y alforza,
recreo tus pasos en las estancias iluminadas
porque allí el tiempo
me devuelve tu forma,
tu temporal vencido
y en la hora más solemne,
tu siempreviva ausencia
tu nuncamuerta claridad de auroras.
Entre los nombres del olvido
regresarán los signos
de un antiguo misterio.
En las visiones encuentro
el nombre insomne
para volver a la inocencia,
al resplandor de las palabras,
al fulgor de una antigua metáfora
desentrañando poesía y verbo,
poesía y ser y tiempo invulnerables.
Entre vida y muerte:
la sed, la plenitud y el vacío
y, desde esta memoria siempreviva,
a la poesía pido
la revelación y el misterio,
la brizna de eternidad
que habrá de imaginar
el nombre de tu muerte…
a la poesía, el hilo
para salir del laberinto donde moro
y el regreso hacia la soledad del ser:
…a la poesía: el exilio de nosotros mismos,
las iluminaciones
y las impenetrables vísperas.
a la poesía: los paisajes imaginarios,
las visiones funerarias,
el canto,
el regreso a la morada de Dios
en las creencias,
a la poesía las infinitas muertes,
las alucinaciones y delirios…
tu regreso por la parábola de un sueño,
al sueño la memoria del tiempo,
al tiempo el memorable porvenir,
el camino hacia tu entraña triunfante,
la razón adormecida,
la otra maternidad del amor otro.
Y que el silencio
se pueble de resonancias
y que regreses por
la orilla del sueño
en las señales
de tus triunfos.
A la poesía pido
un tiempo ingrávido
un tiempo inmóvil
detenido en su vuelo.
De Elegía (1980)
Reyna Rivas
(1922 – 2011) Poeta venezolana.
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