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EL JUEZ
—ese que separándose de nosotros
dicta sus fallos--
vive de nuestra sangre,
a expensas de nuestras entrañas,
comiéndose la fruta que nos llevamos a la boca;
es él quien la saborea, la mastica, la traga.
Se nutre aun perdonándonos.
Caminamos lentamente
y abriéndonos paso o pensando cada paso.
Su mirada rígida en la noche
se enciende con los huesos de la infancia.
De Intemperie
Rafael Cadenas
(Barquisimeto, 1930) Poeta venezolano.
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