En el viejo convento penetra ya la purísima luz de un bello
amanecer.
Ya el sol anuncia su retorno, iluminando las altas cimas de
los árboles.
Misteriosos senderos conducen a este paraje solitario donde
se esconde,
sosegada, la cabaña del bonzo en medio del follaje y de las
flores.
En cuanto la montaña se ilumina, los pájaros, obedientes al
ritmo de la
naturaleza, despiértanse gozosos.
Aguas hondas y límpidas, como los pensamientos del hombre
que ha
purificado su corazón.
Los diez mil ruidos del mundo nunca llegan aquí a turbar
esta paz,
donde sólo se elevan las armoniosas voces de las piedras
sonoras.
Li Chang Yin
(813-858). Poeta chino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario