Desde el resquicio
caudal puro es el grosor del nombre
y fija exactitud de temblor vivo.
Protegido del viento en tu recinto el
resplandor se extiende
y en la llama un nombre se hace luz:
madera
en la mano que maneja el hacha,
tierra fértil en el brazo del labriego,
aire en el velamen,
sangre espesa y silente en la palabra.
De: Temblor del aire
Eduardo Viloria Daboín
(Valera, Estado Trujillo, 1977). Poeta venezolano.
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