Empezar de nuevo
rescatar el habla con las manos
el puro y simple tacto
que dice más que cien palabras juntas,
que miles de años y experiencias por delante.
Nada es todo y viceversa:
el llanto de quien llega.
Ningún niño se parece a otro,
pero todos son iguales:
nos obligan a aferrarnos a la tierra
como raíces mal regadas.
Del libro inédito:
Gestaciones
Margarita Figueroa
(Falcón, 1966). Poeta
venezolana.
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