AQUÍ ESTÁN TUS RECUERDOS
Aquí están
tus recuerdos:
este leve
polvillo de violetas
cayendo
inútilmente sobre las olvidadas fechas;
tu nombre,
el
persistente nombre que abandonó tu mano entre las piedras;
el árbol
familiar, su rumor siempre verde contra el vidrio;
mi infancia,
tan cercana,
en el mismo
jardín donde la hierba canta todavía
y donde
tantas veces tu cabeza reposaba de pronto junto a mí,
entre los
matorrales de la sombra.
Todo siempre
es igual.
Cuando otra
vez llamamos como ahora en el lejano muro:
todo siempre
es igual.
Aquí están
tus dominios, pálido adolescente:
la húmeda
llanura para tus pies furtivos,
la aspereza
del cardo, la recordada escarcha del amanecer,
las antiguas
leyendas,
la tierra en
que nacimos con idéntica niebla sobre el llanto.
-¿Recuerdas
la nevada? ¡Hace ya tanto tiempo!
¡Cómo han
crecido desde entonces tus cabellos!
Sin embargo,
llevas aún sus efímeras flores sobre el pecho
y tu frente
se inclina bajo ese mismo cielo
tan
deslumbrante y claro.
¿Por qué
habrás de volver acompañado, como un dios a su mundo,
por algún
paisaje que he querido?
¿Recuerdas
todavía la nevada?
¡Qué sola
estará hoy, detrás de las inútiles paredes,
tu morada de
hierros y de flores!
Abandonada,
su juventud que tiene la forma de tu cuerpo,
extrañará
ahora tus silencios demasiado obstinados,
tu piel, tan
desolada como un país al que sólo visitaran cenicientos pétalos
después de
haber mirado pasar, ¡tanto tiempo!,
la paciencia
inacabable de la hormiga entre sus solitarias ruinas.
Espera,
espera, corazón mío:
no es el
semblante frío de la temida nieve ni el del sueño reciente.
Otra vez,
otra vez, corazón mío:
el roce inconfundible
de la arena en la verja,
el grito de
la abuela,
la misma
soledad, la no mentida,
y este largo
destino de mirarse las manos hasta envejecer.
De Desde Lejos (1946)
Olga Orozco
(1920 – 1999). Poeta argentina.
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