sábado, 1 de septiembre de 2012

MARCOS RAMÍREZ MURZI



ESTAR SOLO


 
Stephen Carroll. Fotógrafo estadounidense. Looking inside



Es bueno estar solo.

Porque úno comienza a buscar dónde tiene las piernas,
a mirarse los pies y las rodillas, a deshojar todas las margaritas,
a contemplar las manos y a saber los caminos que se han abierto en la noche.

Es bueno estar solo,
porque a úno le llora la vida o le llora la muerte entre la vida.
Porque puede hablar úno mismo con su espejo,
o con su propio silencio y desterrarse,
allá, donde nunca más.

Es buen estar solo.
Poder úno hacer gestos o burlarse
de su propio dolor.
Mirar lo dejado atrás. Lo que el tiempo
destruyó, imperceptible, y lo que fue quedando.

Porque, a veces, está úno solo y sin amor.
Cansado de sufrir como si hubiera
llegado del olvido o de otra gente. Porque, a veces,
está uno sólo y se contenta,
pensando como si fuera el viento o como el río,
que es esta marcha sin cesar.

Ahora, por ejemplo, caigo en mi propia tumba. Me levanto.
Escupo donde antes estaba mi epitafio. Me aborrezco
por mi origen, por todo lo que no sé de mi pasado.
Por todos los que murieron y dejaron mi sangre,
perdida entre mis ojos.
Ahora me visto de mendigo. Me arrastro por las calles.
Les pido limosna para asustarlos o para avergonzarlos.
Les digo que vayan al carajo. Que me han robado el puesto
y la luz.
Que, un día,
los echaré a patadas o los colgaré.
Y es de ver cómo corren por su alma.
Es de ver la cara que se ponen. Es de ver
que una palabra ha de bastar
para que de una vez pierdan la guerra.

Por eso es bueno, a veces, estar solo.  



De: Viento del Oeste



Marcos Ramírez Murzi
(San Antonio del Táchira, 1926 – Caracas, 1997). Poeta venezolano.


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