LA ÚNICA LÁMPARA
No me oscurezcas demasiado, no me borres,
ineluctable noche.
Por mi ventana sigo mirando el muelle
y los barcos que zarpan allá lejos
con los amores que no regresan nunca.
No me apagues las llamas de esta vela,
aún espero una carta.
No están aquí los ojos de mi amiga,
se fueron de esta calle.
Se alejaron sus senos con alas o con
pétalos,
huyeron sus palabras.
Falta su cuerpo en esta alcoba
donde dan vueltas atónitos insectos
que circunvalan, tenaces, tanta ausencia.
Sólo tú quedas, ineluctable noche,
pero no viertas tu tinta en mi camino,
impide que a mi lado se derrame.
Su amor no me acompaña en esta sombra
y era mi única lámpara.
De: Papiros amorosos
Eugenio Montejo
(1938-2008). Poeta venezolano
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