miércoles, 5 de junio de 2013

JOSÉ GOROSTIZA


PRESENCIA Y FUGA


 
Juan Rulfo (1917 - 1986). Escritor y fotógrafo mexicano.



I


En el espacio insomne que separa

el fruto de la flor, el pensamiento

del acto en que germina su aislamiento

una muerte de agujas me acapara.


Febril abeja de la carne, avara,

algo estrangula en mí cada momento.

Usa mi voz, se nutre de mi aliento,

Impone muecas turbias a mi cara.


¿Qué amor, no obstante, en su rigor acierta

a destruir este hálito enemigo

que a compás con mi pulso me desierta?


¡Templado hielo, sí, glacial abrigo!

¡Cuánto – para que dure en él – liberta!

en mí, que ya no morirá conmigo!


II


Te contienes, oh Forma, en el suntuoso

muro que opones de encarnada espuma

al oscuro apetito de la bruma

y al tacto que te erige luminoso.


Dueña así de un dinámico reposo,

marchas igual a tu perfecta suma

ay, como un sol, sin que el andar consuma

ni el eco mismo de tu pie moroso.


¡Isla del cielo, viva, en las mortales

congojas de tus bellos litorales!

Igual a ti, si fiel a tu diseño,


colmas el cauce de tu ausencia fría;

igual, si emanas de otra tú, la mía,

que nace a sus insomnios en mi sueño.


III


Tu destrucción se gesta en la codicia

de esta sed, todo tacto, asoladora,

que deshecha, no viva, te atesora

en el nimio caudal de la noticia.


Te miro ya morir en la caricia

de tus ecos; en esa ardiente flora

que, nacida en tu ausencia, la devora

para mentir la luz de tu delicia.


Pues no eres tú, fuente, a ti anudada.

Es belleza, no más, desgobernada

que en ti, porque la asumes, se consuma.


En tu muerte, no más, que se adelanta

que al habitar tu huella te suplanta

con audaces resúmenes de espuma.


IV


¡Agua, no huyas de la sed, detente!

Detente, oh claro insomnio, en la llanura

de este sueño sin párpados que apura

el idioma febril de la corriente.


No el tierno simulacro que te miente,

entre rumores, viva; no, madura,

ama la sed esa tensión de hondura

con que saltó tu flecha de la fuente.


Detén, agua, tu prisa, porque en tanto

te ciegue el ojo y te estrangule el canto,

dictar debieras a la muerte zonas;


que por tu propia muerte concebida,

sólo me das la piel endurecida

¡oh movimiento, sierpe! que abandonas.


 
Fotografía, Juan Rulfo (1917 - 1986). Escritor y fotógrafo mexicano.


José Gorostiza
(1901 – 1973). Poeta mexicano.

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