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Un
poema quebrado,
como
un tronco partido por un rayo,
como
un tallo roto
por
el delirio de la flor que sostiene,
exhibe
de pronto en el lugar de su ruptura
algo
que se parece a un regreso.
La
vergüenza de amar sólo lo múltiple
va
convirtiendo al amor en locura,
en
un sol que se desplaza de improviso
a
la vereda de enfrente.
El
poema se quiebra
para
que el amor reconozca en su propia sustancia
la
unidad de lo múltiple
y
pierda su vergüenza.
El
poema se quiebra
para
que el sol regrese.
De: Séptima poesía vertical (1982)
Roberto Juarroz
(1925-1995). Poeta argentino.
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