HIMNOS A LA NOCHE III
Una vez que derramaba
amargas lágrimas, cuando mi esperanza se disolvía deshecha en el dolor, y
estaba solo en la desierta colina que en su estrecho, oscuro espacio sepultaba
la figura de mi vida; solo, como aún no estuvo ningún solitario, oprimido de indecible
miedo, sin fuerzas, ya tan sólo un pensamiento de la miseria todavía…
Cuando buscaba allí
ayuda en torno mío, hacia delante no podía y hacia atrás nada…Y pendía de la
fugitiva, extinguida vida, con inacabable ansia …; entonces, vino por la azul
lejanía, desde las alturas de mi antigua bienaventuranza, un estremecimiento de
ocaso …y de pronto desgarró la ligadura del nacimiento, la cadena de la luz.
Allá se fue el esplendor terrenal, y mis lágrimas con él. Juntamente huyó la
tristeza hacia un nuevo, insondable mundo. Y tú, exaltación nocturna, sueño del
cielo, viniste sobre mí. El paisaje de la tierra se alzó lentamente…Sobre el
paisaje se cernía mi desprendido, renacido espíritu. La colina se tornó
polvareda, y en el polvo veía yo las clarísimas facciones de la amada. En sus
ojos descansaba la eternidad. Yo tomé sus manos, y las lágrimas formaron un
resplandeciente, indestructible lazo. Corrían milenios hacia la lejanía como
tempestades. En su cuello lloré embelesadas lágrimas en la nueva vida. Así fue
mi primer sueño en ti. Pasó, pero su fulgor permaneció; la eterna, inconmovible
creencia en el cielo nocturno y en su sol, la amada.
De: HIMNOS A LA NOCHE
Novalis
(Georg
Philipp Friedrich Freiherr von Hardenberg)
(Castillo de Oberwiederstedt, Sajonia,
Alemania, 2 de mayo de 1772 -
Weißenfels, 25 de marzo de 1801) Poeta alemán.
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