ARTE POÉTICA (II)
“Todo poeta, todo artista es artesano de un lenguaje”
La poesía no me pide exactamente una especialización puesto
que su arte es el arte del ser. Tampoco es tiempo o trabajo lo que la poesía me
pide. Ni me pide una ciencia, ni una estética, ni una teoría. Antes me pide la
entereza de mi ser, una conciencia más honda que mi inteligencia, una fidelidad
más pura de lo que aquella que puedo controlar. Me pide que arranque de mi vida
que se quiebra, corrompe y diluye una túnica sin costura. Me pide que viva
atenta como una antena, me pide que viva siempre, que nunca duerma, que nunca
me olvide. Me pide una obstinación, densa y compacta.
Porque la poesía es mi explicación con el universo, mi
convivencia con las cosas, mi participación en lo real, mi encuentro con las
voces y las imágenes. Por eso el poema no habla de una vida ideal pero sí de
una vida concreta: ángulo de la ventana, resonancia de las calles, y de los
cuartos, sombra de los muros, aparición de rostros, silencio, distancia y
brillo de las estrellas, respiración de la noche, perfume del tilo y del
orégano.
Es esta relación con el universo la que define el poema con
el poema, como obra de creación poética. Cuando hay apenas relación con una
materia hay apenas artesanía. Es la artesanía la que pide especialización,
ciencia, trabajo, tiempo y una estética. Todo poeta, todo artista es artesano
de un lenguaje. Pero la artesanía de las artes poéticas no nace de sí misma,
esto es de la relación con una materia, como en las artes artesanales. La
artesanía de las artes poéticas nace de la propia poesía a la cual está
consubstancialmente unida. Si un poeta dice «oscuro», «amplio», «blanco», es
porque estas palabras nombran la visión del mundo, su ligazón con las cosas. No
fueron palabras escogidas estéticamente por su belleza, fueron escogidas por su
realidad, por su necesidad, por su poder poético de establecer una alianza. Es
de la obstinación sin treguas que la poesía exige que nace el «obstinado rigor» del poema. El verso es denso, tenso como un arco,
exactamente dicho, porque los días fueron densos, tensos como arcos,
exactamente vividos. El equilibrio de las palabras entre sí es el equilibrio de
los momentos entre sí.
Y en el cuadro sensible del poema veo hacia donde voy,
reconozco mi camino, mi reino, mi vida.
De: Antología Poética
Selección, traducción y
prólogo de
Rodolfo Alonso
Sophia de Mello Breyner Andresen
(1919-2004).Poeta portuguesa
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